Artículo original: New York Times

En abril del presente año el fundador de Tesla, Elon Musk sorprendió a miles de personas con su decisión de comprar Twitter. La red social -utilizada por celebridades, líderes mundiales, creadores de contenido, entre otros- llegó a un acuerdo de compra con el empresario por $44 mil millones. Además, acordaron la venta de las acciones a un precio que permitió que Musk se convirtiera en el mayor accionista de la misma.

Twitter lleva años luchando por mejorar su plataforma y seguir atrayendo a más usuarios; mientras, Elon Musk llevaba dos décadas pensando qué haría si comprara la plataforma para mejorarla. Uno de los mayores desafío de Twitter son sus ingresos, ya que su principal fuente proviene de la publicidad paga que aparece en esta. No obstante, el nuevo propietario de la red social mencionó que no lo atrajo la parte financiera de la plataforma a la hora de hacer su apuesta, sino el significado que tiene para él la red a favor de la libertad de expresión.

Con la nueva adquisición, el multimillonario está en búsqueda de privatizar la empresa, al igual que explotar el gran potencial que tiene Twitter. Con su apropiación, su foco está en “promover la libertad de expresión”. Esto debido a que Musk considera que los moderadores de contenido de ésta llegan a intervenir mucho en las publicaciones, limitando la democracia que se busca al usarla. También, Musk planea mejorar el algoritmo de Twitter, haciendo que la compañía tenga un código abierto a los usuarios. De esta forma, las personas puedan entender el porqué aparecen ciertas publicaciones en la línea del tiempo de la red social.

Sin embargo, no todo es color de rosas. Muchos empleados de Twitter se sintieron traicionados por sus superiores, pues la administración no comunicó el acuerdo que se estaba desarrollando con Musk hasta que se finalizó la compra. Esto ha puesto en duda el futuro de la compañía y la seguridad para sus empleados en el mediano plazo.

Otro tema que ha generado controversia ha sido el financiamiento para la compra. Por la decisión tan acelerada por parte de Musk y la compañía, el financiamiento para lograr concretar esta transacción dependió del apoyo de varios bancos. En total, estos préstamos llegan a la suma de $13 millones, sumado a $12.500 millones provenientes de la venta de acciones de Tesla.

Esto ha tenido un efecto en el valor de la compañía, incluso, las acciones de Twitter se han convertido en el foco para muchos inversionistas. Después de la compra por parte de Elon, las acciones bajaron casi un 4%, llegando a un valor menor a los $50. Sin embargo, antes de que el propietario privatice la empresa, muchos inversionistas se ven tentados a comprarlas y volver a elevar su precio.