S-Commerce, con S de social
Las redes sociales se han convertido en una parte integral de la vida humana, influyendo en nuestros intereses, acercándonos socialmente y cambiando la manera en que consumimos y compartimos información. A tal punto que, para octubre de 2024, el 64 % de la población mundial era usuaria activa de alguna red social.
Esta gran adopción ha resultado, a su vez, en un cambio en el uso y las funcionalidades que ofrecen las plataformas, provocando el surgimiento de distintos avances, entre ellos: el social commerce o s-commerce.
El s-commerce consiste en integrar todo el proceso y sistema para realizar compras en línea dentro de las plataformas de redes sociales, de tal forma que los consumidores no necesitan salir de este espacio ni interrumpir su navegación para adquirir productos. Así, las redes sociales mantienen a sus usuarios navegando por más tiempo y, a su vez, se vuelven aún más valiosas para las marcas y los anunciantes.
¿Qué diferencia al s-commerce del e-commerce?
Tanto el e-commerce como el s-commerce se basan en la compra y venta en línea, pero el s-commerce es una rama dentro de toda la estrategia de e-commerce que se enfoca en las transacciones dentro de aplicaciones sociales. Entonces, mientras el e-commerce normalmente lleva a un sitio web y busca la venta de una canasta amplia de productos, el s-commerce se limita a una red social y suele utilizar como gancho un producto en particular.
No obstante, el s-commerce gana cada vez más importancia, pasando de ser valorado en $492mil millones en 2021 a $1.2 billones para 2025, representando el 17 % del share de ventas del e-commerce. Y esta transformación no parece detenerse, pues se proyecta que el s-commerce tendrá un crecimiento del 21% (CAGR) hasta 2029, creciendo tres veces más rápido que el e-commerce en su totalidad.
Un cambio en el balance del poder
El social commerce se ve sencillo y fácil de aprovechar del lado de los consumidores, pero para las empresas requiere tiempo y mucho trabajo si se busca desarrollarlo de forma correcta y que realmente traiga resultados significativos a nivel de ventas.
De hecho, este cambio en la importancia que están teniendo las redes sociales en la vida de los consumidores está dando una ventaja significativa al poder de las plataformas frente a las marcas. Actualmente, las marcas no solo necesitan anunciarse en estos espacios y mantenerse al tanto de los nuevos formatos que se les ofrecen, sino también responder a los requerimientos que se les exigen como vendedores.
Esta gran oportunidad ha permitido que TikTok y Douyin sobresalgan en el mundo, combinando transmisión en vivo, videos comprables, funciones de marketplace y comercio electrónico para pasar de ser vistas como simples redes sociales a potencias minoristas.
Por esto, las marcas necesitan comenzar a ver las redes sociales no solo como espacios para anunciarse, sino como plataformas para vender. Esto implica desarrollar una estrategia de social commerce que cuente con objetivos de ventas, una audiencia meta clara, contenido hecho específicamente con ese fin y KPIs clave; todo esto sumado a una estrategia de redes sociales general más efectiva, que saque aún mayor provecho de cada impacto y del scroll constante de su audiencia.