Fuente original: WARC, 2019.

Tanto PepsiCo como Nestlé han anunciado algunos cambios en sus empaques que serán potencialmente significativos en la guerra contra los desechos plásticos, pero conforme los sentimientos de los consumidores cambian, los observadores sugieren que aún existen oportunidades para repensar por completo el papel que juegan los empaques.

Actualmente, Nestlé está envolviendo sus barras de frutas y nueces “YES!” en papel amigable con el ambiente, habiendo creado un material recubierto en polímero- que es reciclable y se degrada en el océano luego de seis meses- que puede ser utilizado en las línea de producción de alta velocidad que ya existen sin el peligro de que se rompa.

El Financial Times reportó que el gigante de comida no ha patentado la tecnología y que pretende volverla accesible a otras empresas durante el próximo año.

“No es de nuestro interés aferrarnos a esto”, dijo Jas Scott de Martinville, líder de Nestlé en el desarrollo y la investigación de confites. “Queremos que la industria utilice papel”.

PepsiCo, mientras tanto, va a comenzar a utilizar tereftalato de polietileno 100% reciclado para su marca LIFEWTR, acabando con el uso de envases de plástico para su agua gasificada y planea, según Packaging Gateway,  introducir las latas de aluminio para su marca de agua  Aquafina, en Estados Unidos.

“Estamos poniendo de nuestra parte para abordar el problema de frente, mediante la reducción, el reciclaje y la reinvención de nuestros empaques para hacerlos más sostenibles, y no vamos a detenernos hasta vivir en un mundo donde el plástico se renueve y reutilice”, dijo Ramón Laguarta, presidente y CEO de la compañía.

Ambas empresas firmaron el año pasado el New Plastics Economy Global Commitment (Compromiso de la nueva economía global plástica), liderado por la fundación Ellen MacArthur en colaboración con UN Environment, que advoca por la eliminación de los empaques innecesarios de plástico y una mayor reutilización y reciclaje de este material.

La reutilización de los empaques, en particular, abre nuevas avenidas posibles para las marcas. Un programa piloto en Nueva York, Nueva Jerey, Pensilvania y Paris, busca reinventar el empaquetado como un servicio, con contenedores multiusos “prestados” al consumidor, que luego son llevados a lavar, se esterilizan y reutilizan.

“Este gran cambio en el concepto de pertenencia del empaque, pasando del consumidor a la marca, es un tiquete que para de restringir la imaginación en la experiencia y sostenibilidad del consumidor”, según Stuart Leslie de la firma de diseño 4sight Inc.

“El empaque esencialmente se convierte en un bien y puede verse y diseñarse como un dispositivo”, escribió él en Adweek.

“Las marcas pueden repensar lo que hace su empaque y cómo lo utiliza el consumidor, tal y como lo hace un recipiente de pastillas que recuerda cuando uno debe tomárselas o reordenarlas, detectar cuando la comida se ha vencido (dile adiós a la prueba con el olfato), automáticamente solicitar más productos cuando se están acabando o inclusive, auto-sellarse para asegurar su frescura”.