Una campaña para ronronear: Dreamies convierte Londres en el paraíso felino
Si alguna vez te has preguntado qué pasaría si los gatos dominaran el mundo, la respuesta no está en una película de ciencia ficción, sino en una valla publicitaria en pleno corazón de Londres. La marca de snacks para gatos Dreamies, ha orquestado una campaña tan ingeniosa como irresistible —especialmente para los más felinos.
Imaginá esto: vas caminando por Kingsland Road o Quaker Street y, de repente, ves una escena sacada de una película de acción gatuna. Gatitos colgados de las vallas, trepando los canalones, acechando desde andamios… todo por una bolsa de Dreamies tamaño XXL. El motivo es claro: estos snacks son tan deseados que ningún gato puede resistirse, ni siquiera si eso implica escalar estructuras urbanas.
Lo mejor de todo es que estos “mininos bandidos” no son de verdad (aunque lo parecen). Son figuras de fibra de vidrio, pintadas a mano, y creadas a partir de renders 3D basados en gatos reales. ¿El resultado? Una ejecución visual impecable que convierte una simple valla publicitaria en una obra de arte tridimensional que no solo capta miradas, sino que arranca sonrisas y, lo más importante, graba el mensaje en la mente del consumidor: los Dreamies son la debilidad máxima de cualquier gato.
Esta campaña es una joya. Porque no se trata solo de vender un snack, se trata de contar una historia, de poner en escena un deseo gatuno y exagerarlo al máximo de forma juguetona, simpática y memorable. Además, se conecta con una verdad universal entre amantes de los gatos (sobre todo si tienes un gato naranja): esos pequeños traviesos harían lo que fuera por su snack favorito.
Dreamies no solo entiende a su audiencia (humana y felina), sino que la invita a imaginar un mundo donde los gatos toman el control… y todo por una bolsita amarilla. Una idea simple, pero ejecutada con una creatividad tan sabrosa como el producto que vende. Porque en petmarketing, si hay gatos de por medio, ya tenés medio corazón ganado.
Y con campañas como esta, el resto viene solo.